Me encantan todos estos aparatejos electrónicos. Hace poco me compré un netbook, que es como un portátil chiquitín. Procuré que tuviera las teclas grandes, para facilitar la actividad fundamental que realizo con él, que es escribir. Estoy contenta de la compra. No pesa nada, lo puedo llevar casi debajo del brazo como una libreta (una vez doblado). Como suelo tenerlo conectado a la red eléctrica no me importa que se gaste rápido la batería.
Ahora estoy antojada de un teléfono con Windows Mobile, casi un pc de mano, y de un lector de libros electrónicos. Los teléfonos, incluso los de última generación, se pueden conseguir por un dinero ajustado incluso gratis cambiándote de compañía operadora, pero los lectores de ebooks son otro cantar. Hoy en día son muy caros (más de 300 euros) para lo que ofrecen. Además, mirando las especificaciones de cada marca veo que casi no hay ninguno que tenga lo que yo demando. Yo no quiero wifi (¿para qué, si lo puedo conectar con un cable y meter así los libros?), pero sí que me permita hacer búsquedas en el texto, subrayar, tomar notas, marcar cosas... Es decir que esté orientado a lectura y a escritura. El tamaño, lo prefiero de bolsillo, puesto que sería para llevar en el bolso, y un tamaño A4, como que no es cómodo. Si reproduce música, bueno, está bien, pero yo lo veo más bien por si quieres reproducir un audiolibro o un ebook con efectos de sonido y banda sonora. También debería mostrar fotos e imágenes, puesto que los libros de verdad a veces las llevan y son importantes.
Como siempre que se anuncia una nueva tecnología hay voces que rechazan por inercia los ebooks diciendo que eso jamás reemplazará a la lectura tradicional. Yo creo que van a convivir ambas formas, porque es lógico que así sea. Los lectores de ebooks tienen ventajas e inconvenientes. Para mí el mayor inconveniente es que te ata a un aparato electrónico con lo que eso supone. El libro no necesita electricidad. Lo ideal sería que unos libros los leyeramos en este formato electrónico, y otros en papel. Pero lo que está claro es que se va a imponer y habrá que cambiar muchas cosas en nuestra mente para adaptarnos. Después de todo, el libro ha existido desde hace siglos, pero con diferentes formatos. Nadie querría volver a las tablillas de barro sumerias, los escritos sobre cera, los papiros, los rollos larguísimos, y los manuscritos copiados letra a letra en los monasterios....
La experiencia lectora nunca será la misma en libro tradicional y en lector electrónico. Eso también está claro. Por ejemplo, en un libro de misterio en el que ocurriera un hecho sorprendente que parece apuntar a x personaje como asesino. En el libro tradicional basta con mirar las páginas que nos quedan por leer para descartar. Si quedan muchas, casi seguro que se trata de un falso culpable (ya que aún queda historia por delante). En un lector de ebooks no tenemos experiencia inmediata de lo que falta por leer (bueno, hay indicadores, pero no es lo mismo que notarlo a simple vista). También deberían respetarse en estos libros electrónicos, para hacer la lectura lo más similar posible a la del papel las distinciones tipográficas, que a veces son importantes, por ejemplo, una cursiva, que indica ironía o algún matiz; los sangrados para indicar citas textuales, o cambios de tipografía para separar a un narrador de otro, etc... Dicen que ahora se está imponiendo el formato EPub, que es como un PDF pero que se reacomoda a la pantalla, que se redibuja y adapta al medio, como si dijeramos.
De todas formas, yo hasta que no bajen de cien euros no pienso comprar ningún lector de estos. Creo que sería el precio justo, algo entre 70-100 €, y que los ebooks en sí, no costaran más de 3-5 €. Más de eso es robo, que a las editoriales no les cuesta nada, no tienen que imprimir ni distribuirlos físicamente. El año que viene seguro que vemos abaratamiento de esta tecnología.
Tengo el proyecto de pasar a los formatos electrónicos más extendidos mi novela Regina Irae, para volver a ponerla en descarga gratuita (tras una nueva reforma). Pero esto aún tardará un poco.
Ahora estoy antojada de un teléfono con Windows Mobile, casi un pc de mano, y de un lector de libros electrónicos. Los teléfonos, incluso los de última generación, se pueden conseguir por un dinero ajustado incluso gratis cambiándote de compañía operadora, pero los lectores de ebooks son otro cantar. Hoy en día son muy caros (más de 300 euros) para lo que ofrecen. Además, mirando las especificaciones de cada marca veo que casi no hay ninguno que tenga lo que yo demando. Yo no quiero wifi (¿para qué, si lo puedo conectar con un cable y meter así los libros?), pero sí que me permita hacer búsquedas en el texto, subrayar, tomar notas, marcar cosas... Es decir que esté orientado a lectura y a escritura. El tamaño, lo prefiero de bolsillo, puesto que sería para llevar en el bolso, y un tamaño A4, como que no es cómodo. Si reproduce música, bueno, está bien, pero yo lo veo más bien por si quieres reproducir un audiolibro o un ebook con efectos de sonido y banda sonora. También debería mostrar fotos e imágenes, puesto que los libros de verdad a veces las llevan y son importantes.
Como siempre que se anuncia una nueva tecnología hay voces que rechazan por inercia los ebooks diciendo que eso jamás reemplazará a la lectura tradicional. Yo creo que van a convivir ambas formas, porque es lógico que así sea. Los lectores de ebooks tienen ventajas e inconvenientes. Para mí el mayor inconveniente es que te ata a un aparato electrónico con lo que eso supone. El libro no necesita electricidad. Lo ideal sería que unos libros los leyeramos en este formato electrónico, y otros en papel. Pero lo que está claro es que se va a imponer y habrá que cambiar muchas cosas en nuestra mente para adaptarnos. Después de todo, el libro ha existido desde hace siglos, pero con diferentes formatos. Nadie querría volver a las tablillas de barro sumerias, los escritos sobre cera, los papiros, los rollos larguísimos, y los manuscritos copiados letra a letra en los monasterios....
La experiencia lectora nunca será la misma en libro tradicional y en lector electrónico. Eso también está claro. Por ejemplo, en un libro de misterio en el que ocurriera un hecho sorprendente que parece apuntar a x personaje como asesino. En el libro tradicional basta con mirar las páginas que nos quedan por leer para descartar. Si quedan muchas, casi seguro que se trata de un falso culpable (ya que aún queda historia por delante). En un lector de ebooks no tenemos experiencia inmediata de lo que falta por leer (bueno, hay indicadores, pero no es lo mismo que notarlo a simple vista). También deberían respetarse en estos libros electrónicos, para hacer la lectura lo más similar posible a la del papel las distinciones tipográficas, que a veces son importantes, por ejemplo, una cursiva, que indica ironía o algún matiz; los sangrados para indicar citas textuales, o cambios de tipografía para separar a un narrador de otro, etc... Dicen que ahora se está imponiendo el formato EPub, que es como un PDF pero que se reacomoda a la pantalla, que se redibuja y adapta al medio, como si dijeramos.
De todas formas, yo hasta que no bajen de cien euros no pienso comprar ningún lector de estos. Creo que sería el precio justo, algo entre 70-100 €, y que los ebooks en sí, no costaran más de 3-5 €. Más de eso es robo, que a las editoriales no les cuesta nada, no tienen que imprimir ni distribuirlos físicamente. El año que viene seguro que vemos abaratamiento de esta tecnología.
Tengo el proyecto de pasar a los formatos electrónicos más extendidos mi novela Regina Irae, para volver a ponerla en descarga gratuita (tras una nueva reforma). Pero esto aún tardará un poco.